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La Sábana santa, icono de salvación

Actualizado: 27 feb 2023



Un primer domingo de Cuaresma, como hoy, del año 843, los iconos fueron llevados en solemne procesión y devueltos a las iglesias, restaurando su culto. Es un buen día, pues, para reflexionar sobre la imagen de la síndone como icono de Cristo, dejando de lado cualquier tema científico, artístico o arqueológico.

El icono es más que una imagen religiosa. Es una imagen sagrada, más aún, un sacramental. Como afirma el II concilio de Nicea, "lo que el Evangelio nos dice a través de la Palabra, el icono nos lo anuncia a través de los colores y nos lo hace presente".

Precisamente esto es lo que encontramos en la imagen de la síndone: una presencia. Una presencia que nos interpela y nos transciende porque nos lleva al mundo de Dios. Nos introduce de lleno en el misterio del Amor de Dios. Un Dios hecho carne por Amor. Hecho heridas para cicatrizar las nuestras, hecho muerte para darnos la vida.

Por eso, cuando contemplamos el rostro de la síndone, nos traspasa el corazón la paz que transmite. Y nos surge una pregunta tras su contemplación. Después de todos los sufrimientos por los que ha pasado ¿cómo puede irradiar tanta paz?

Es la paz del "todo está cumplido" (Jn. 19,30). Es la paz del Amor de Dios que se ha derramado totalmente, que ha dado la vida por la humanidad. Es la paz de Dios que entrega el Espíritu. Espíritu de Paz. Espíritu de Amor. Espíritu entregado en Pentecostés para mover nuestros corazones. Ese Espíritu que nos hace clamar "Abba, Padre" (Gal. 4,6) porque nos ha unido al Hijo haciéndonos hijos.

Al contemplar al hombre de la síndone contemplamos las consecuencias de nuestros pecados. Pecados consumidos por el Amor de Dios. Como proclama el Pregón Pascual, "bendito pecado que mereció tal Redentor". Por eso no miramos al hombre de la síndone deleitándonos en su dolor, en sus heridas. Nos espantan porque nos hacen descubrir la dimensión de nuestro pecado. Un pecado que necesitó del mismo Hijo de Dios hecho hombre.

La Sábana santa condensa en sí todos los modelos de iconos de Cristo. Contiene el icono de la Encarnación: nos hace comprender que Dios ha tomado nuestra naturaleza y nos ha introducido en su vida íntima. Contiene el icono de la cruz: nos muestra con una crudeza inusitada y un realismo terrible la realidad histórica de la crucifixión. Y contiene el icono de la Resurreccion: la paz del rostro nos lleva a comprender la realidad de la resurrección, de la victoria de la Vida sobre la muerte, la victoria de Cristo que es también la nuestra.

Como sacramental, lleva en sí la presencia de la totalidad divino-humana. Contemplando la carne

de Cristo nos introducimos en su divinidad. La Sábana santa nos recuerda la cortina que separaba el Tabernáculo del Templo de Jerusalén, el lugar de la presencia de Yahweh, rota en la muerte de Cristo. Este tejido, igualmente de lino, se convierte en una nueva cortina que separa un nuevo tabernáculo. Una cortina abierta al mundo de Dios, una puerta abierta al Amor de Dios para sentarnos a la mesa de las Personas divinas (como vemos en el precioso icono de la Trinidad de Andrei Rublev) y participar de la intimidad de Dios...como hijos.

Aprovechemos el tiempo de Cuaresma para entrar con el corazón en el misterio de la Sábana santa.

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1 commentaire


Invité
26 févr. 2023

Que maravillosa es la ciencia y los adelantos para poder demostrarla imagen cruel que hicieron a nuestro Señor Jesucristo , si con esta imagen la gente no tiene fe en El , no sé como hacer para que los corazones se mueva para ser mejores y seguir su camino y tener vida eterna y saber confesar nuestros pecados , Alabado sea nuestro Señor Jesucristo Amen

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